He descubierto un acantilado, más cercano, con buena piedra para sentarse y contemplar la inmensidad azul. Unas gotas me salpican el rostro, pruebo el agua salada, me da la impresión de hacerme partícipe de otro mundo… y pienso en los delfines, se ven tan felices que bendigo la sal que vigoriza su estancia. Desde el acantilado, veo una estrella bañarse en el mar, Navidad a la vuelta de la esquina, es la luz…
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