dissabte, 19 de novembre del 2016

Y, por allí, nosotros dos...

Y ella me escuchaba con una placidez no aparente,
y yo le contaba, con el verbo justo y la dicción diáfana,
de la casa en el campo, cerca del monte y del mar,
con la naturaleza a mano y la vida por vivir a dos, 
maravillosa, sin más música que las olas del mar...
y los trinos, siempre en cortejo, de los pájaros,
...y nosotros a tono sin desentonar.


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