Y si un día se me escapa un suspiro,
y te llega en vuelo raseado a tu ventana,
y se cuela por entre los geranios blancos,
y penetra junto con el rayo de sol
que acaricia tus mañanas...
trátalo con cariño, que viene tímido y cortés
desde los ciertos de mi alma enamorada.
Sonríele al amanecer, y yo...
me incluiré en la recompensa.
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