Aquellos tiempos en los que se escribían cartas,
poemas en verso salidos del fondo del alma,
pero pulidos con el sentido que el amor le da a todo,
en el reposo y la paz de la concordia…
Cartas desde una celda, desde un cuartel de infantería,
o desde un barco en alta mar…
Cartas que la novia recibe y se pone de rojos latentes,
y luego contesta en su penumbra de luces,
mandando destellos del alma tan enamorada y feliz.
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