Mi bici, allá en el salón, olvidada como un arpa cualquiera, lanzando a gritos silencios lastimeros y consejos. Hoy, por fin, ha habido abrazo y paseo por los santos lugares: Playa del Milagro y los faros, por donde circulan los jubilados de buen ver y hasta algunas rusas con patines que se hacen mirar. Ha estado bien, he visto a los amigos y he tomado el sol, mañana más, vida sana “in corpore sano, amen”, dicen…
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