Sueño en el vaivén de las olas…
en una barca sin remos
que se columpia felizmente por la bahía,
sin avanzar casi, sin molestar un ápice
en el gozo de mi paz natural casi poética.
Sigue sin nevar en mi ventana,
pero puedo imaginar la blancura del cerezo en flor,
la belleza del valle umbrío que luce cuál lluvia de harina.
Pues nada, pasan los días y sigo acelerando el amanecer,
para contemplar toda la sublimidad del día a día… contigo.
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