Me gusta el silencio de la noche,
la oscuridad y yo...
estoy sentado en la roca estratégica,
a mis pies el acantilado, con música de olas,
frente a mí la inmensidad azul,
y, al final, el horizonte, nada divertido.
Paciente espero a la luna,
ella a su hora viene a bajarse,
el mar se agita un poco,
parece que la acaricia con cariño,
hasta que se queda grande,
crecida, limpia y reluciente,
como la más bella estrella de la noche.
Me gusta el silencio de la noche,
es la compañía de la paz...
y del sosiego total.