Me acompaña el ruido de los petardos, he cerrado las ventanas y he puesto el aire acondicionado, pero igual se oye el estruendo de algún cohete más potente, o de alguna pequeña traca con la que algún papá hace las delicias de sus hijos. El ruido es constante, desagradable, observo un poco por la ventana, la plaza está tan concurrida que me parece hasta peligroso pero, por otra parte, pienso que esta noche, en alguna hoguera autorizada y controlada, se quemarán malos augurios…
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