En la plaza, una joven madre con tres hijos, un pequeñajo rubio de unos cuatro años conduciendo un coche con pilas de policía, una niña de unos seis años y otra de diez, ambas con sendas bicicletas de color naranja que hacían toda la ilusión del mundo, debidamente equipadas, tanto las niñas como las bicis. La señora llama a sus hijos para merendar, saca tres bocadillos de diferentes tamaños, los hace sentar en un banco, han aparcado el coche y las bicis, perfecta visión del bienestar, al menos aparentemente. En mis tiempos, mejores o peores, no teníamos tantas cosas pero, a nuestra manera, también éramos muy felices, otros tiempos…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada